El “Coahuila y Zacatecas” fue un ferrocarril de vía angosta que se construyó en el siglo XIX y empezó a operar el primero de enero de 1898 prestando el servicio de transporte de cosas y personas entre Concha del Oro y Saltillo. Durante 51 años funcionó de manera ininterrumpida, todos lo conocían con el nombre de “El Coahuilita”, era lento pero seguro.
Este pintoresco ferrocarril partía de Saltillo, tocaba las poblaciones de Encantada, Punta Santa Elena y El Jazminal en el estado de Coahuila y en el de Zacatecas, llegaba a las poblaciones de Ávalos y “Concha del Oro”. Lo abordaban en Concepción del Oro los comerciantes en abarrotes para comprar en Saltillo las mercancías que revenderían a sus clientes “conchenses” durante la siguiente semana, retornando al tercer día con su carga.
Saltillo era puerto provisor para varios miles de trabajadores mineros y sus familias, ya que el tren de carga salía diariamente, menos los domingos, con los carros tolva cargados de mineral ferroso que se reexpedía luego a las fundiciones de San Luis Potosí, a Monterrey y a Torreón. El 17 de abril de 1959 la sucesión de la Casa Purcell suspendió el funcionamiento del “Coahuila y Zacatecas” alegando incosteabilidad en la operación.
Ferrocarriles Nacionales de México recibió el equipo y las instalaciones del “Coahuila y Zacatecas”. Ferrocarriles Nacionales empezó a construir entonces una vía ancha para reemplazar la vía angosta original que dejó de funcionar el 22 de junio de 1977, y al día siguiente empezó a dar servicio por la nueva línea construida a partir de la estación Gómez Farías, en la vía del ferrocarril México-Laredo, hasta la estación Margaritas, en Zacatecas.
Aún es muy común escuchar las historias de nuestros abuelos y padres contando sobre este Tren tan peculiar en su andar lento por su vía angosta, llevando y transportando comercio entre "Concha del Oro" y "Saltillo", se pueden ver algunos vagones que en su tiempo fueron lujosos carros del desaparecido "COAHUILITA", abandonados en lo que fueron patios ferrocarrileros en Saltillo, deteriorados y cargando todo el polvo de años de abandono.......
Fuente: el siglo de Torreón/Roberto Orozco Melo
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