jueves, 14 de julio de 2011

ALAMEDA DE SALTILLO EN 1917.....!!


Es el sitio de recreo de las familias de Saltillo. Tiene en la parte central, como dividiendo en dos partes al extenso parque, un bello jardín inaugurado con motivo de las fiestas del Centenario y que por esa circunstancia lleva tal nombre.

Ostenta orgullosa una severa estatua ecuestre del general Ignacio Zaragoza y una gran fuente. En uno de los extremos, con la figura de la República, un lago, sitio también de diversión para las familias. El lago tiene algunos pequeños botes de remo.

Hay, por último, un invernadero de moderna construcción y, en jaulas especiales, algunos animales como osos y pumas de las sierras inmediatas, así como avestruces y águilas vivas. Decoran el paseo también estatuas y otros monumentos.

En el kiosco se dan audiciones periódicamente. La Alameda constituye el lugar más frecuentado de la ciudad”. (El Universal Ilustrado, 6 de septiembre de 1918, p. 15).

Dentro de su escueta redacción, esta breve nota de El Universal Ilustrado evoca uno de los momentos privilegiados en la historia de nuestra Alameda, la cual podemos apreciar en toda su magnificencia en la fotografía que se le tomó a dicho paseo un año antes de la redacción del texto mencionado. Destaca el bello jardín inaugurado con motivo del Centenario, en su diseño, podemos ver una fuerte influencia de la estética art decó que estuvo de moda en las postrimerías del porfiriato y cuya influencia se las arregló para persistir pese a los afanes nacionalistas de los gobiernos revolucionarios. Con todo, hay que reconocer que el tiempo finalmente cobró su tributo y el diseño no pudo preservarse por mucho tiempo.

Después se plantaron más árboles en el espacio del jardín, se abrió en medio un sendero que conectaba uno de los extremos de la Alameda con la rotonda central en la que se levanta la estatua ecuestre del general Zaragoza y, en lo que era la parte central de este jardín lleno de arabescos, se construyó La Fuente de las Ranas, tan conocida como enigmática.

¿A quién se le pudo ocurrir la idea de adornar una fuente con un grupo de ranas estupefactas abriendo la boca? Bastaba con este maravilloso jardín para que todos, propios y extraños, quedáramos con la boca abierta.
Fuente: Jesús de León

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