El miercoles 27 de julio de 1910 se inaguró el Teatro, el teatro tenía una capacidad para seiscientas personas, entre el patio de butacas, plateas y palcos.Además de cuatrocientos cincuenta butacas en la primera galería y cuatrocientos cincuenta en la segunda, dando un total de mil quinientas.
Todo estaba alumbrado:los subterraneso, camerino y el foso de la orquesta para sesenta ejecutantes.
El escenario contaba con mil cuatrocientas luces de varios colores en sus costados, pudiendo producir los teatrales efectos de la luna llena, el amacecer, relámpagos y hasta siniestras sensaciones lumínicas de un incendio.
En el foro, tras la elegante cortina, decorado con aurigas doradas, se había instalado un telón del novedoso material incombustible llamado asbesto,
el cual podía aislar la sala del escenario en caso de un percance.
Al día siguiente de la inaguración se llevó a cabo la escena artística de la obra La tempestad, zarzuela en tres actos, con la participación de la compañìa
de opera, opereta y zarzuela de la señora Carmenl Leal.
Ahí estaba el teatro, nuevo simbolo de la cultura aburguesada.
Imposible permancer indiferente ante la dignidad que confería su presencia urbana,
una refrerencia obligada de la progresiva cuidad.
Fuente: Crónica de un incendio/Teatro Garcia Carrillo/Arq.Arturo Villarreal R. 2008
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